Silba en el baño público. No sabe
qué melodía. Contagia a uno que sale del baño silbando no sabe qué melodía.
También un verano puede ser
crudo.
Piensas en carreteras y enseguida
en piscinas. Por no dejar demasiada libertad a la asociación libre piensas que
ambos son lugares públicos –más o menos públicos- que, en un momento, o en
contados momentos, son susceptibles de convertirse en lugares íntimos. Lugares
de intimidad. No lo asocias con la soledad, sino con la intimidad compartida.
Sexual.
Cheever ha hecho una carretera de
piscinas.
Conduces por carreteras perdidas,
hasta perderte en un barranco. Este fue un año duro. Un mal mes. Un pésimo día.
Un aterrador minuto. Ahora escribes desde el fondo del barranco. Crees que
conseguirías abrir la puerta incluso antes de que se te acabe la tinta o se
deshinche el air-bag. Lo que ocurra antes. Pero se está tan bien allí. Solo.
Con su ausencia rogándote que la perdones desde el asiento del copiloto. Bien
está lo que bien acaba, solía decir tu madre. ¿O era tu padre? ¿Lo recuerdas?
¿Recuerdas a alguno de ellos? Fue un mal año, sí. Pero ya acabó. El primer
propósito para el nuevo año: aprender a conducir.
Dormir era más difícil que
odiarla.
¿Qué tendrá de original cuando lo
hagamos por segunda vez? –preguntó Eva a Adán.
Vuelven de enterrar a sus
muertos. Cada uno, cada grupo, a los suyos. Viven en la misma ciudad. En el
mismo barrio. En la misma casa. Vuelven llorando. Como si no hubieran sido
ellos mismos los asesinos. Sus lágrimas resultan tan creíbles que es increíble
que a ti no se te escape una.
Olvidas que huyes. Te detienes a
mirarla. Te detiene. Olvidas que huyes. Decir que te distraes no sería justo.
Decir que eres un inconsciente sería una simpleza. Sólo tienes futuro para
ella. Olvidas que huyes. Creen que han sido ellos quienes han dado contigo.
Recuerdas haber olvidado que huías. No te arrepientes. En el fondo no te
arrepientes. Ella no sabe quién eres ni qué ha sido de ti. Había un hombre que
la miraba fijamente. Un hombre que huía y lo olvidó al verla.
Eras golondrina. Ahora eres
community manager .
¡Hombre, Blanco! ¡Cuanto tiempo! Se echaban de menos tus paradojas.
ResponderEliminarPero, sí, ya lo dijo Cheever: el mundo blogger es una sucesión de piscinas de las que entras y sales continuamente.
Saludos
Cómo me alegra leerte de nuevo. No calles nunca.
ResponderEliminarGuiones, guiones, guiones, más guiones por favor...(Léase cantando aquella de Aute "Cine, cine, cine, cine, más cine por favor).
Un abrazo chillao.
Ay qué contenta de saber de ti!!!
ResponderEliminarUn beso enorme
Ya estoy aquí, no sabes la alegría que me ha dado ver BLANCO en mi ventana, después vengo a leerte con tranquilidad, sólo quería que lo supieras.
ResponderEliminarSe te echaba de menos.
Besicos,amigo.
Pues era cierto el rumor, una buena noticia Sr. Blanco ;)
ResponderEliminarUn saludo.
¿Claqué? ¿Lo dices en serio? ¿Hay que despejar el escenario de muertos porque un tipo viene a bailar claqué?
ResponderEliminarque no huya, que no desaparezca, que estemos siempre presentes, nosotros, vosotros, ellos y... ELLA !
ResponderEliminarUn abrazo
Brindamos para que no calles. Nunca.
ResponderEliminarLas nubes se apartan.
Y la luna nos deja ver, a estas horas, que hasta el abedul se alegra de tu vuelta.
Un abrazo.
Ahí dice que son las 16 y 14 del 29 del 11. En realidad son las 1 y 15 de la madrugada del 30 del 11. De ahí la luna.
ResponderEliminarQue conste.
Me gustan los días en que vuelve el mejor.
ResponderEliminarHoy es un gran día.
¡Qué bien! pero ¡qué bien!
ResponderEliminarsalto de nada que decirte a calla para siempre...
ResponderEliminarlustroso hall de bienvenida. me quedo por aquí.
vuelves.
Saludos, reincidente!... Nos alegramos de verte, que diría Roy Batty.
ResponderEliminarComo el trueno.
ResponderEliminar(Qué gustito!)
¡Qué bueno leerte, BLANCO!
ResponderEliminar...Si ya sabía yo que volverías, jejeje.
Un abrazo muy muy muy fuerte!!